Los barbijos son obligatorios en todo el país -aunque con distintos reglamentos y dependiendo de la situación regional del coronaviurs- y los test de antígenos forman parte de las rutinas semanales.
Por Juan Palop
BERLIN.- Alemania ha encarado la vuelta al colegio de forma escalonada y descentralizada, con una apuesta política nítida y unánime por las clases presenciales pese a que el país se adentra de forma cada vez más evidente en la cuarta ola de la pandemia.
Tras el curso pasado, en el que las aulas permanecieron cerradas más de la mitad del tiempo, las clases presenciales se han retomado ya en once de los 16 estados federados y en los restantes volverán en los próximos días.
La normalidad, sin embargo, queda bien lejos: los barbijos son obligatorios en las escuelas de todo el territorio -aunque con distintos reglamentos y dependiendo de la situación regional del Covid- y los test de antígenos forman parte de las rutinas semanales.
La ministra de Educación, Anja Karliczek, subrayó esta semana en una entrevista en la cadena “ntv” que “el uso obligatorio de las mascarillas posibilita las clases presenciales”.
El incremento de la incidencia acumulada, por encima de los 80 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días, y de las hospitalizaciones -en máximos desde mayo- ha azuzado además una serie de debates sobre qué pasará con los escolares cuando llegue el otoño.
En total se han verificado en el país más de cuatro millones de contagios -4.005.641, según cifras actualizadas por el Instituto Robert Koch (RKI) de virología, con 92.346 fallecidos con o por el virus-. La incidencia en siete días por 100.000 habitantes se sitúa en 83,1 casos, en ascenso leve, pero continuado.
La cuarta ola en Alemania se va a concentrar en niños y jóvenes, advierten distintos expertos, porque no hay vacunas autorizadas para menores de 12 años y la tasa de inmunizados entre los 12 y los 17 apenas supera ahora el 21 %, según el RKI de virología. La cuota de habitantes con la pauta completa supera el 61 %.
Algunos estados federados empiezan a prolongar las medidas de seguridad, como la ciudad-estado de Berlín que mantiene el uso obligatorio de las mascarillas en los colegios al menos hasta el 3 de octubre.
Baviera, que será uno de los últimos “Länder” en volver a las aulas el próximo 13, descarta por el momento las clases online o los formatos híbridos, pero ha determinado que las mascarillas y los test seguirán perteneciendo al día a día en las aulas.
Su responsable de Sanidad, Michael Piazolo, recalcó que “las clases presenciales y la seguridad son compatibles”.
No obstante, pediatras, profesores y progenitores han exigido en una carta abierta publicada esta semana acabar con los test generalizados en los colegios -entre dos y tres a la semana, dependiendo de los estados federados-, que consideran “sin motivo”, y con las cuarentenas “desproporcionadas” para los compañeros de clases de quienes se contagien.
“Tras el cierre de colegios y guarderías durante meses, que se cuenta entre los más largos de Europa, la política le debe ahora a nuestros niños y jóvenes ante todo una cosa: normalidad”, se asegura en el escrito.
Varios estados federados han solicitado al Gobierno central que relaje la norma de las dos semanas de cuarentena para los compañeros directos de los niños infectados, e incluso Karliczek se ha planteado reducirla hasta la realización de un nuevo test.
Pero la Cancillería no cede por el momento, preocupada por el avance de la cuarta ola desde hace semanas.
Otros expertos en esta misma línea consideran que, por la escasa tasa de inmunización entre los menores y la agresividad de la variante delta, es preciso “tomar más medidas de protección para los niños y los jóvenes”, como explicó al grupo mediático RND Udo Beckmann, de la Asociación Educación y Crianza (VBE).
Otra medida cargada de controversia ha sido la decisión del Gobierno alemán de permitir que los gestores de guarderías puedan preguntar a sus trabajadores si están vacunados, cuando en general las empresas no tienen permitido indagar sobre cuestiones de salud de sus empleados ni siquiera en caso de baja médica.
Muchos colegios han criticado asimismo la lentitud con la que se están desembolsando los fondos para dotar de filtros de aire a las clases, que en la mitad fría del año no se pueden ventilar abriendo las ventanas.
Este julio, tras más de 15 meses de pandemia, liberó el Ministerio de Educación los primeros 200 millones de euros para comprar filtros portátiles.
Para prevenir que la cuarta ola se cebe con los menores, en algunos centros escolares se está promoviendo la vacunación con centros móviles en las instalaciones donde los alumnos a partir de 12 años pueden vacunarse sin cita previa.
La medida no está exenta de polémica ya que algunos padres consideran que significa someter a presión a quienes prefieren no vacunarse.
EFE.